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¿Cómo incorporar un hábito a tu vida "sin morir en el intento”?

Actualizado: 1 nov 2022

Los hábitos son herramientas mágicas que pueden ayudarte a impulsar o frenar tus metas, tienen tanta influencia sobre nuestra vida que merece toda nuestra atención. Entraremos en las diferentes fases de incorporación de un hábito, el impacto que pueden tener en nuestras vidas y cuales son las claves que nos ayudar a incorporar y adherir ese hábito.





Este año, al igual que el pasado, me he propuesto tomar conciencia de cuáles son los hábitos que más influencia tienen en mi vida. Lo que pretendo es, poder enfocarme en adoptar o eliminar aquellos hábitos que me permitan estar más alineada con mis objetivos personales y profesionales.


¿Qué fue lo que más me ayudo? ¿La motivación, la fuerza de voluntad o la disciplina?

Este último año he hecho grandes avances, tanto incorporando como eliminando hábitos, con una influencia positiva en lo que yo llamo “mis objetivos estrella”, y os quiero compartir mis reflexiones sobre lo que he ido aprendiendo en las diferentes fases.

Al principio siempre empezaba pletórica, llena de motivación y prometiéndome a mí misma que “voy aponer toda la carne en el asador” para conseguirlo. Esa es mi esencia, si algo me motiva me entrego en cuerpo y alma. Aun así, me di cuenta que la motivación no es inagotable, y que en ocasiones, en cuanto empiezan a surgir algunas barreras o inconvenientes, se va mermando poco a poco. Es en ese momento cuando empezamos a crear un dialogo interno que se retroalimenta de cualquier excusa que te permita justificar el abandono del mismo: “ahora no es mi mejor momento, ya empezare el lunes”, “esta época estoy bajo mucha presión, en vacaciones lo retomo”, “aún no estoy preparada” “no tengo tiempo” y bla, bla, bla…


En el mejor de los casos, conseguía superar este dialogo interno y pasar a una siguiente fase, y es ahí donde me di cuenta que, con la motivación bajo mínimos, si quería seguir incorporando este hábito tenia que recurrir a la fuerza de voluntad. Durante los primeros días resulto ser un gran aliado, pero poco a poco nuestro cerebro, diseñado para sobrevivir, empezó a generar un nuevo dialogo interno, con nuevas excusas, aún más sofisticadas, si cabe, que las anteriores, y que por momentos parecían justificar a la perfección que, el esfuerzo no merecería tanto la pena, y que lo mejor era desistir.


Fue ahí donde me di cuenta que, si el hábito es lo suficientemente importante en mi vida, y ponía algo más de resistencia y trascendía mi dialogo interior, podría incorporarlo en mi vida. Esta vez, con la energía baja por falta de motivación y el desgaste de fuerza de voluntad, me propuse ser muy DISCIPLINADA. Así que, reorganice y planifique al detalle mi nueva rutina, y tome el compromiso firme de que pasara lo que pasara no me iba a rendir. Esta vía resulto muy eficiente, la disciplina no entiende de falta de energía, de motivación, ni de excusas, te permite seguir adelante cueste lo que cueste, es como cuando te decían en casa “lo haces porque lo digo yo”. En mi dialogo interno, era un poco más amable, me decía cosas como: “Si me lo propongo lo conseguiré” “Sé que voy a lograrlo, ya lo hice en el pasado”, “Me cueste lo que me cueste lo voy a conseguir, la recompensa es muy grande”… y al final, con mucho esfuerzo y algo de sufrimiento, por fin logro incorporar alguno de esos hábitos estrella en mi vida.


Sin embargo, algo dentro de mí me hizo preguntarme, ¿por qué hay personas que pese al esfuerzo que hacen las sigues viendo motivadas y fluyendo mientras persiguen sus metas, y en otras, se refleja agotamiento, desgaste y desmotivación? Esto me genero mucha inquietud y curiosidad, y pensé, voy a indagar sobre este tema, preguntar a diferentes personas que admiro y a probar nuevas formas de hacerlo, y de toda esta experiencia salieron los puntos clave que más me ayudaron a generar el último cambio de hábito en mi vida, y que además me permitieron fluir y disfrutar mucho más del proceso de incorporación de un nuevo hábito.

Antes de incorporar un hábito nuevo pregúntate

1. ¿Cuáles son las ventajas de NO incorporar este nuevo hábito?

De manera consciente o no, no incorpora este nuevo habito nos está proporcionando directa o indirectamente un beneficio a nuestra vida. Merece la pena descubrirlo porque nos dará mucha información sobre nosotros, y lo que necesitamos, a la vez que nos permitirá encontrar nuevas formas de sustituirlo.


2. ¿Para qué quieres incorporar el nuevo hábito? ¿Cuál es la motivación real?

Te recomiendo que no te quedes con la primera respuesta que te venga y profundices en la pregunta hasta que no encuentres más respuestas. Si la motivación es muy alta tendrás más posibilidades de generar adherencia e incluir dicho hábito a tu estilo de vida.


3. Una vez tengas la respuesta anterior, valora la importancia de tu “para que”, ¿En qué medida va a ayudarte a alcanzar tus objetivos personales o profesionales? ¿Es lo suficientemente importante para incorporarlo en tu estilo de vida?


  Si la respuesta es negativa no pierdas más tiempo y energía, ¡descártalo!

Te sorprenderás, pero a veces, sin darnos cuenta, queremos incorporar hábitos que nos han dicho que son buenos, convenientes, que nos ayudarán con… y seguramente todo eso es cierto, pero cuando hacemos este análisis simplemente descubrimos que aunque “estaría bien incorporarlos”, no son prioritarios en nuestra vida, bien porque hay otros que en este momento nos van a reportar mayores beneficios, bien porque son demasiados hábitos que no podemos abarcar simultáneamente etc.


Si la respuesta es afirmativa, toma la determinación de que pase lo que pase vas a seguir adelante, y que te comprometerás firmemente a hacer todo lo posible para conseguirlo.  

Es importante que no pases a la siguiente fase sin tener todas las respuestas. Si no encuentras la respuesta de inmediato, no te preocupes, hazte la pregunta y déjala reposar, en algún momento inesperado te irá llegando las respuestas.


Prepárate como si fueras “El Elegido” para esta meta

Esto te permitirá prepararte mentalmente para alcanzar tu meta antes de ponerte en marcha y mantener elevada y enfocada tu energía una vez lo pongas en marcha.

  1. Crea “tu rescatador de excusas”, para convencer a tu cerebro cuando lo necesites. Escribe todas las excusas que se te ocurran, y al lado, escribe la respuesta que te daría tu mentor, tu coach o tú mejor amigo para motivarte.

  2. Escribe “tu plan de acción”, con todo lujo de detalle, incluye todos los pasos que tendrás que seguir para poder implementar ese hábito: a qué hora lo vas a hacer, que necesitas para llevarlo a cabo, donde lo vas a hacer, como te quieres sentir…


Pasa rápido a la acción

  1. Cada día da un pequeño paso: ¿Qué acción vas a realizar hoy o mañana para empezar a generar ese hábito?

  2. Visualízate: cada día dedica unos minutos, a primera hora si puede ser, para visualizarte sintiendo la misma emoción que sentirías cuando ese hábito ya formara parte de tu vida.

  3. Sistematiza el hábito. Repite la acción varias veces, hazlo de manera muy consciente aunque eso te lleve más tiempo al inicio, y a medida que lo vayas implementando ve ajustando o adaptando lo que necesites, hasta que consigas encajarlo de la mejor manera en tu día a día.

  4. Repite, repite, repite…. hasta convertirlo en una rutina. Y cuando te falte motivación, recuerda cual era “tu motivación real”, cuando te falte fuerza de voluntad recupera “tu rescatador de excusas” y cuando necesites incorporar disciplina revisa “tu plan de acción”.


¡Pase lo que pase, confía en ti y sigue adelante!


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